miércoles, 28 de diciembre de 2016

China, la segunda economía del mundo.

China se encuentra situada en Asia Oriental.
Por el este limita con la República Popular Democrática de Corea; por el norte, con Mongolia; por el nordeste, con Rusia; el noroeste limita con Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán; al oeste y suroeste, con Afganistán, Pakistán, India, Nepal y Bután; al sur, con Myanmar, Laos y Vietnam; por el este y el sureste, mira a través del mar a la República de Corea, Japón, Filipinas, Brunei, Malasia e Indonesia.

Durante siglos China se erigió como una civilización líder, superando al resto del mundo en las artes y las ciencias, pero en los siglos XIX y principios del XX, el país fue acosado por disturbios civiles, grandes hambres, derrotas militares y ocupación extranjera. Después de la Segunda Guerra Mundial, los comunistas bajo Mao Zedong establecieron un sistema socialista autocrático que, asegurando la soberanía de China, impuso estrictos controles sobre la vida cotidiana y costó la vida a decenas de millones de personas. Después de 1978, el sucesor de Mao Deng Xiaoping y otros líderes se centraron en el desarrollo económico orientado al mercado y para el 2000 la producción se cuadruplicó. Para gran parte de la población, los niveles de vida han mejorado dramáticamente y el espacio para la elección personal se ha ampliado, pero los controles políticos siguen siendo estrictos. Desde principios de los noventa, China ha aumentado su alcance global y su participación en organizaciones internacionales.

China y Europa Occidental inician el siglo XIX como las principales potencias hegemónicas del mundo. Eso sí, China todavía tenía un PIB treinta puntos porcentuales más grande que el de Europa Occidental, sus colonias y Estados Unidos juntos.
En palabras de Angus Maddison, “entre 1840 y 1950, la economía china colapsó”. Las causas de dicho colapso pueden explicarse desde diferentes disciplinas académicas, aunque aquí apuntaremos muy brevemente que China también inició un desafortunado proceso de aislamiento económico y tecnológico bien entrado el siglo XVI. Esto haría de China un país cada vez más vulnerable comparado con otras potencias expansionistas que se irían desarrollando rápidamente, como Reino Unido y Japón. Si en 1820 China era la primera potencia económica con un 32,9% del PIB mundial, veinte años después ya había sido invadida por los británicos. Luego llegarían las guerras del opio (1839-1842), la desmembración del estado, la invasión japonesa y una guerra civil larvada en años que no finalizaría hasta 1949. Dicho hundimiento de China queda reflejado perfectamente en el siguiente cuadro:

Derrotados los japoneses, la guerra civil china alcanza su máximo apogeo. E, iniciado el año 1949, tan solo quedan los despojos de aquella China que había sido superpotencia económica mundial en 1820. El maoísmo es evidente que representa uno de los periodos más tristes para la Humanidad. El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural no solo trajeron sendas recesiones económicas, también millones de muertos. Sin embargo, China volvió a crecer de forma sostenida durante el periodo 1949-1978 (la última vez que registró un crecimiento similar, fue entre los años 1000-1250 dC).
 
China experimentó durante el periodo maoísta un crecimiento superior a la media mundial en términos de población, PIB y PIB p/c. Si bien es cierto que coincidió con un momento muy dulce de la economía mundial (años 50 y 60), al menos China había conseguido sentar unas bases para el desarrollo posterior a 1978.
De los cinco países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); solamente el gigante latinoamericano consiguió batir al chino en aumento del PIB, tanto absoluto como per cápita. Ni tan siquiera Occidente había logrado superar el crecimiento de las principales magnitudes chinas durante este periodo.
Sin necesidad de valorar los méritos y deméritos económicos del maoísmo, si es que podemos utilizar tales términos con tantas víctimas mortales sobre la mesa (cuarenta millones, según cifras conservadoras), debemos concluir lo siguiente:
 • China no se empobreció en el periodo 1950-78. Al contrario, recuperó la senda del crecimiento económico más de un siglo después. Cada año, su economía consiguió crecer a una media del 5%. China fue la primera potencia económica del mundo hasta 1820. Colapsó entre 1820 y 1949. Y fue en 1950 cuando retomó un crecimiento que se aceleró tras la reforma del 78. Con todo, la reforma económica de Deng Xiaoping viene precedida del siguiente dato objetivo: el PIB chino se había multiplicado por cuatro entre 1950 y 1978.

En 1978 Deng Xiaoping relajó notablemente los controles sobre el sector agrícola, permitiendo así la emergencia de industrias a pequeña escala. Junto con la devaluación del yuan, China consiguió establecer un modelo económico de inversión, ahorro y exportaciones baratas que todavía dura hasta nuestros días. Un modelo que, dicho sea de paso, también está amortizado tal y como demuestra la presente crisis financiera iniciada en el año 2008.
Cinco son las reformas que, según el Banco Mundial, posibilitaron una convergencia significativa de China con las principales potencias occidentales:
  • 1) Liberalización y promoción de empresas privadas en sectores considerados no estratégicos, atendiendo gradualmente al dictado del mercado.
  • 2) Armonización del crecimiento, inflación y estabilidad social. Entre los años 1985 y 1990, la inflación anual en China rondaba siempre el 10% (mientras que su PIB real apenas llegaba al 4%). Las protestas estudiantiles, y posterior represión de la Plaza del Tiannanmen, deben contextualizarse también en el peor escenario macroeconómico vivido por China durante dicho periodo (bajo crecimiento, elevada inflación e inestabilidad social). PIB, IPC y empleo condicionan sustancialmente, todavía hoy, las políticas económicas en China.
  • 3) Incentivos a la competencia entre todas las regiones del país.
  • 4) Eliminación de barreras dentro del mercado nacional.
  • 5) Integración en la economía mundial, poniendo punto final a un historial económico marcado por el aislamiento permanente. China es miembro de la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) desde 2001. Desde entonces, el volumen de su comercio exterior se ha multiplicado por cinco. Sin embargo, sigue sin ser considerada una economía de libre mercado y acumula casi veinte denuncias por dumping comercial.

En tan solo tres décadas, China ha construido la segunda red de autopistas más extensa del planeta. Los seis bancos principales del país lideran el ranking mundial por capitalización bursátil. Y sesenta de sus empresas están en la Global Fortune 500 List.
A modo de conclusión, es preciso resumir los principales efectos macroeconómicos que la reforma del 78 tuvo sobre China:
  1. El PIB se ha multiplicado por 130 entre 1978 y 2011. Ningún país del mundo ha logrado crecer tanto en este periodo de tiempo, una media anual cercana al 10%.
  2. El PIB p/c lo ha hecho por 92.
  3. Han aumentado las desigualdades sociales, fundamentalmente entre el campo y la ciudad. El ratio oficial del mundo urbano y rural es hoy de los más elevados a nivel internacional. Diferentes cálculos lo sitúan entre tres y dos puntos, si bien el índice GINI chino es menor que cualquiera de los conocidos como países BRICS.
  4. La pobreza se ha reducido del 97,8% al 36,3% entre 1981 y 2005. Los datos del mundo para esos años son 69,9% y 47,3% respectivamente.
  5. China se ha convertido en la segunda economía del mundo. Es también líder absoluto en exportaciones, industria manufacturera y el primer tenedor de divisa extranjera (además de bonos del tesoro americano).

Las tres grandes oleadas migratorias


Desde el año 1820 se han producido tres grandes oleadas de migraciones. La primera empieza en esta fecha hasta principios del siglo XX, la segunda es consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y la tercera se está produciendo a día de hoy.



¿Por qué se produce la primera oleada? Primero, la industralización causó que miles de personas perdieran su empleo y segundo, Europa era un continente con bastante mano de obra que era lo que precisamente necesitaba América para explotar sus recursos naturales, entre otras cosas. El avance de la tecnología en los medios de transportes permitió que unos 60 millones de personas viajaran hasta estos países en busca de trabajo. Durante los primeros años los grupos migratorios más abundantes eran los que provenían de Gran Bretaña y de Alemania, se dirigían hacia América del Norte. Durante la segunda mitad del siglo XIX se fueron uniendo los países del noroeste de Europa y treinta años más tarde empezaron a emigrar los europeos del sur y del este hacia países de América del Sur como Brasil o Argentina. No sólo hubo migraciones hacia América sino que también se trasladaron a África del Sur o Nueva Zelanda. Se estima que Estados Unidos acogió al 64% de los emigrantes que habían viajado hacia América, como se puede observar en la tabla a Estados Unidos llegaron casi 30 millones de personas de los 60 millones que emigraron. Al final, la mayoría de los emigrantes acabaron trabajando en el sector agrario y muy pocos volvieron a su país de origen.


La segunda oleada empieza en el año 1950, tras la Segunda Guerra Mundial. Fue más forzosa que la primera debido a los cambios de fronteras. Fue más complicada porque se establecieron visados y cuotas de emigración. Aunque sobre estas fechas la formación académica había mejorado mucho no les sirvió de ayuda porque cobraban un menor sueldo que los no inmigrantes, quienes solían tener una formación mayor. Les era muy difícil progresar en el nuevo país pero más difícil les era progresar en el país de origen. Las cifras son similares a la primera, la diferencia es que se redujo la emigración de europeos. Los emigrantes principalmente provenian de la URSS y de América Latina. Timothy Hatton y Jeffrey Williamson escribieron un libro sobre esta oleada y la anterior llamado "Global Migration and the World Economy". 

Una de las consecuencias de la migración es el aumento de la productividad a mundial debido a que los trabajadores y trabajadoras que no podían ejercer ningún empleo ahora lo ejercen. Dentro del país de acogida aumenta la desigualdad porque los salarios bajan porque hay mucha mano de obra disponible y en el país del que se emigra la desigualdad disminuye porque los salarios aumentan. Esto produce una divergencia dentro del país pero una  convergencia a nivel internacional.

La tercera oleada es la que se está produciendo actualmente. Las guerras en Oriente Medio y los conflictos en África están produciendo que millones de personas huyan de sus países en busca de un lugar seguro. Más de 60 millones de personas buscan un nuevo hogar en Europa y en los países vecinos en guerra.El tema de los refugiados ha sido un tema muy polémico en toda Europa. Además, el aumento del Yihadismo ha provocado que los países de acogida sean más cautelosos a la hora de abrir las puertas a los refugiados. Estos fueron los datos de refugiados recogidos por el Banco Mundial en 2014.

(Imégen aquí)
España debería haber acogido a 16.000 refugiados pero en septiembre sólo acogió 481 y ahora en diciembre va a abrirle sus puertas a 198. En total suman 679, una cifra muy pequeña comparada con la que debería haber recibido. En cambio, Alemania y Suecia han acogido a la mitad de los que han llegado a la Unión Europea, unas 150.000 personas. Las políticas establecidas para ayudar a estas personas no han sido cumplidas prácticamente por ningún país de la Unión Europea.

Jordi Évole, un periodista español intenta concienciar a la sociedad sobre este problema con el documental "Astral". No podemos olvidar que detrás de estas cifras hay personas, personas que se van de su país porque no tienen otra opción. Aquí dejo un testimonio de una voluntaria en Lesbos.

martes, 20 de diciembre de 2016

Heckscher-Ohlin-Samuelson

El 23 de abril de 1899 nace el Premio Nobel de Economía de 1977, Bertil Ohlin. Bertil Ohlin desarrolla una teoría del comercio internacional, llamada la teoría de Heckscher-Ohlin. Se le designó ese nombre porque Eli Heckscher expuso un teorema sobre este asunto y fue Ohlin quien lo modificó catorce años más tarde y lo propuso en el año 1933.

A parte de esta teoría sobre el comercio internacional hay otras dos muy importantes: la primera es la teoría de la Ventaja Absoluta de Adam Smith y la segunda es la del Principio de Ventaja Comparativa de David Ricardo. Es a raíz de la teoría de David Ricardo donde nace la teoría de Heckscher-Ohlin. Esta teoría discrepa de la Ventaja Comparativa porque no cree que el comercio internacional se base sólo según el factor trabajo, según la mayor productividad interna de un país, sino que se basa según la distinta cantidad de factores dentro del país, es decir, según la cantidad de trabajo y de capital. 

Si en un país para producir un bien nos encontramos con que hay más factor trabajo que capital será más barato producirlo usando el factor trabajo, debido a la ley de la oferta y la demanda. Este país debería especializarse en este factor y exportar estos productos ya que tendrían una mayor competencia comparativa y competitiva y obtendrían más beneficios que exportando los bienes producidos por el factor capital, que no tienen competencia alguna. Aquellos bienes en los que es necesario el factor capital se importarán, ya que les sale más caro producirlos.

(Imagen aquí)
El intercambio comercial se producirá entre países cuya cantidad de factores sea contraria. Como vemos el la imagen el país A comercializará con B pero no le interesaría comercializar con un país C que tenga una intensidad de factores similares ya que exportarían los mismo productos. Una de las consecuencias de este comercio es la divergencia de riqueza entre los países. El país A será cada vez más rico porque produce bienes más caros y así agrandando la brecha de riqueza entre el país B. 

¿Entonces es buena esta teoría del comercio? Aunque se agrave la divergencia entre países, el comercio es beneficioso para ambos. Si el país B introduce medidas proteccionistas les será muy difícil conseguir bienes en los que destaca el capital y al país A le resultaría muy caro obtener bienes en los que son necesario el trabajo.

El anterior Premio Novel de Economía le fue otorgado a Paul Samuelson por la teoría de Heckscher-Ohlin-Samuelson. A esta teoría también se le conoce como teoría de Igualación de Precios de los Factores. Explica que a través del teorema de Heckscher-Ohlin se consigue que el precio de los factores en los distintos países que realizan intercambios sean los mismos y, por lo tanto, el salario real también sean iguales. Se conseguiría una competencia perfecta en todos los países. 

Aún así, esta teoría no es del todo cierta ya que Wassily Leontief realizó un estudio sobre los bienes que compiten con Estados Unidos y observó como en las importaciones de estos bienes se usaba un 30% más de capital que las exportaciones que realizaba este país. A esta contradicción se le llamó la Paradoja de Leontief.
  

lunes, 19 de diciembre de 2016

Cuidemos los cultivos

El año 2016 ha batido el récord sobre el año más caluroso (siempre teniendo de referencia el período preindustrial), las temperaturas han aumentado un 1,2ºC. Puede parecer que un grado más o un grado menos de media no afecte en sí a la naturaleza, la realidad es que provoca situaciones que no podemos controlar. El cambio climático nos afecta a todos y por eso todos lo gobiernos deberían hacer un plan para mitigarlo o adaptar los países a los futuros cambios.

Si la temperatura media de la Tierra aumenta 2ºC la producción de las cosechas será menor. La disminución de productos agrícolas nos afectaría a todos pero sobre todo a los países en vías de desarrollo que aún sin ese aumento de la temperatura ya les cuesta abastecer a todo la población que, además, sigue en aumento. Se estima que en África la producción podría reducirse al 50% por su situación geográfica, ya que se encuentra en una zona cálida y se producirían sequías. 

Sin agua no podemos vivir y sin ella se complica la producción agrícola en otros países a parte de los de África. Por ejemplo, la agricultura en la India produce alrededor del 15% del PIB, teniendo en cuenta de que ya están sufriendo una crisis hídrica (al igual que ocurre en Bolivia) y que la contaminación de sus ríos aumenta por año, ¿qué pasaría si aumenta aún más la temperatura? Si aumenta los glaciares se derretirán y el caudal de numerosos ríos será menor. Si el caudal disminuye este sector económico produciría menos cantidad de producto y, por lo tanto, menos beneficios. Todo esto se puede traducir en una disminución del PIB y en un aumento de las personas que no podrían cubrir una de las necesidades básicas, alimentarse. El cambio climático también produce sequías e inundaciones entre otras consecuencias que produciría un movimiento migratorio. Miles de personas huiría de estas zonas dificultosas buscando un lugar mejor para vivir.


Por ejemplo, en Sudán se prevé que dentro de 100 años no se podrá vivir. Teniendo en cuenta de que Sudán en 2014 ocupaba el puesto 101 de 186 países en el ranking de emisiones de CO2 y Holanda se encontraba 53 puestos más abajo, a pesar de que Holanda emita mas de 100.000 kilotoneladas de CO2 mas que Sudán no se prevé que deje de ser habitable. Esto significa que aunque haya países que no contribuyan tanto al cambio climático las consecuencias también las pagan ellos, no es proporcional.

Se estima que en los años 2.024 o 2.025 seremos 8.000 millones de personas en el planeta. Actualmente, somos unos 7.000 millones y hay unas 1.200 millones que se encuentran en situaciones de pobreza extrema, si aumenta la población y disminuye la producción de los cultivo el número de personas que pasen hambre aumentaría y afectaría más a los países pobres.

(Imagen aquí)
¿Cómo conseguimos proteger los cultivos? Lo primero de todo es reducir las emisiones de CO2 para no contribuir al cambio climático. Como tenemos que aceptar que la temperatura de la tierra está subiendo se debe desarrollar la tecnología adecuada que soporte el calor y que sea resistente a los períodos de sequía. Se deben incentivar las propuestas positivas para el medio ambiente y financiar proyectos de I+D para encontrar las medidas más efectivas. Todos los países pero también individualmente debemos limpiar la huella de carbono en la atmósfera. Para proteger los cultivos , a parte de adaptar la tecnología, también se debe adaptar el medio para prevenir posibles efectos secundarios como ciclones o tornados. Por ejemplo, en África se ha desarrollado la "Iniciativa para la Adaptación de la Agricultura Africana" o "Iniciativa AAA". Juntos y con los cambios adecuados podemos conseguir grandes cambios.