martes, 10 de enero de 2017

Impacto del Brexit.


Resultado de imagen de brexit imagenes¿Qué han votado los ciudadanos británicos? Han optado por salir de la Unión Europea. El análisis de la campaña pro-Brexit muestra, sin embargo, que lo que se votó el pasado 23 de junio de 2016 fue una enmienda a la globalización misma. La inmigración, las caídas salariales, el desempleo en sectores de baja cualificación… son más consecuencia de la competencia global que de la pertenencia a la Unión Europea (UE). El establecimiento de una nueva relación entre el Reino Unido y la UE no solucionará estos problemas. La economía británica seguirá integrada en los mercados globales y las denuncias de la campaña pro-Brexit persistirán, agravadas por las consecuencias que se derivarán de su salida.


En primer lugar, el referéndum sobre el Brexit es parte de un fenómeno global: las revueltas populistas contra los partidos políticos establecidos, principalmente por parte de los votantes más viejos, más pobres, o con menos formación, suficientemente enfadados para acabar con las instituciones existentes y desafiar a los políticos y expertos económicos del establishment. De hecho, el perfil demográfico de los votantes potenciales del Brexit es sorprendentemente similar al de los partidarios estadounidenses de Donald Trump y al de los seguidores franceses del Frente Nacional.

El impacto en la economía del Reino Unido será doble. El país va a sufrir un primer shock de 'animal spirits' derivado del resultado de la votación. El segundo shock, de carácter permanente, se producirá como consecuencia del nuevo estatus comercial y legal que se articulará entre el Reino Unido y la UE.

Los efectos se dejarán notar en cuatro grandes ámbitos: la actividad económica, el mercado de trabajo, el sector exterior y las finanzas públicas.

Resultado de imagen de brexit imagenesEl Tesoro británico espera una contracción del PIB de entre un 3,6% y un 6% en los próximos dos años. El consumo y la inversión privada se retraerán, lastrados por la incertidumbre y por el “efecto pobreza”. Se estima un incremento de entre 520.000 y 800.000 desempleados en el mismo período.En lo referente a la actividad, el Tesoro británico espera, quizá algo exageradamente, una contracción del PIB de entre un 3,6% y un 6% en los próximos dos años. El consumo y la inversión privada se retraerán, lastrados por la incertidumbre y por el “efecto pobreza”. La depreciación de la libra se traducirá en una mayor inflación que reducirá el consumo de los hogares nuevamente. Se estima un incremento de entre 520.000 y 800.000 desempleados en el mismo período.

En cuanto al sector exterior, el Tesoro prevé una depreciación de la libra de entre el 12 y el 15%. El efecto externo irá más allá del tipo de cambio. El Reino Unido tiene un déficit por cuenta corriente cercano al 4,5 % del PIB que será más difícil de financiar con flujos de capital provenientes de la Unión Europea.

Finalmente, el déficit público crecerá entre 20 y 40 millones de libras como consecuencia de la caída de la inmigración y la evolución de los estabilizadores automáticos. Serán necesarias medidas de ajuste extra para corregir este efecto... con nuevos efectos contractivos. La falta de espacio fiscal y monetario dificulta la respuesta que los 'policy-makers' pueden dar a este primer shock de corto plazo.

El shock permanente es más difícil de estimar, por su parte. Dependerá de la negociación que se dará entre el Reino Unido y la Unión Europea en virtud del Artículo 50 del Tratado de Lisboa. Este proceso puede durar, al menos en teoría, hasta dos años.

Resultado de imagen de efectos del brexitEn dicha negociación, el Reino Unido querrá aspirar a un estatus similar al de Noruega. Es decir, luchará por mantener el acceso al mercado único. El problema es que las autoridades europeas se niegan a cualquier tipo de negociación inicialmente. Y, en caso de acceder a hablar con el Gobierno británico, se antoja casi imposible que se conceda el acceso al mercado único sin que se permita a cambio el libre movimiento de personas. El estatus noruego, impone, además, transferencias al presupuesto común europeo. Los partidarios del brexit no están dispuestos a hacer este tipo de concesiones.

Para el Reino Unido, el final de la libertad de movimiento de personas tendría una doble implicación negativa. Primero, no habría suficiente oferta de trabajadores para cubrir actividades fundamentales como la educación o la sanidad. Segundo, los ciudadanos de la UE que trabajan en el país son contribuyentes netos a las finanzas públicas británicas. Se estima que cualquier impacto de carácter permanente sobre el PIB del Reino Unido superior al 0,6% empeoraría las finanzas públicas, incluso con el ahorro que supondría no contribuir al presupuesto comunitario.
Es un hecho que el comercio internacional tiene un efecto netamente positivo para los países, pese a generar dificultades en aquellos grupos poblacionales menos capacitados. Son necesarias redes de protección que minimicen el impacto sobre quienes no pueden adaptarse a la competencia global. Pero renunciar a la integración y a la globalización significa acercarse a la autarquía. Y con ella, a la pobreza.

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