China se encuentra
situada en Asia Oriental.
Por el este limita con la República Popular Democrática
de Corea; por el norte, con Mongolia; por el nordeste, con Rusia; el noroeste
limita con Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán; al oeste y suroeste, con
Afganistán, Pakistán, India, Nepal y Bután; al sur, con Myanmar, Laos y
Vietnam; por el este y el sureste, mira a través del mar a la República de
Corea, Japón, Filipinas, Brunei, Malasia e Indonesia.
Durante siglos China se erigió como una civilización líder, superando al
resto del mundo en las artes y las ciencias, pero en los siglos XIX y
principios del XX, el país fue acosado por disturbios civiles, grandes hambres,
derrotas militares y ocupación extranjera. Después de la Segunda Guerra
Mundial, los comunistas bajo Mao Zedong establecieron un sistema socialista
autocrático que, asegurando la soberanía de China, impuso estrictos controles
sobre la vida cotidiana y costó la vida a decenas de millones de personas.
Después de 1978, el sucesor de Mao Deng Xiaoping y otros líderes se centraron
en el desarrollo económico orientado al mercado y para el 2000 la producción se
cuadruplicó. Para gran parte de la población, los niveles de vida han mejorado
dramáticamente y el espacio para la elección personal se ha ampliado, pero los
controles políticos siguen siendo estrictos. Desde principios de los noventa,
China ha aumentado su alcance global y su participación en organizaciones
internacionales.
China y Europa Occidental inician
el siglo XIX como las principales potencias hegemónicas del mundo. Eso sí,
China todavía tenía un PIB treinta puntos porcentuales más grande que el de
Europa Occidental, sus colonias y Estados Unidos juntos.
En palabras de Angus Maddison, “entre 1840 y
1950, la economía china colapsó”. Las causas de dicho colapso pueden explicarse
desde diferentes disciplinas académicas, aunque aquí apuntaremos muy brevemente
que China también inició un desafortunado proceso de aislamiento económico y
tecnológico bien entrado el siglo XVI. Esto haría de China un país cada vez más
vulnerable comparado con otras potencias expansionistas que se irían
desarrollando rápidamente, como Reino Unido y Japón. Si en 1820 China era la
primera potencia económica con un 32,9% del PIB mundial, veinte años después ya
había sido invadida por los británicos. Luego llegarían las guerras del opio
(1839-1842), la desmembración del estado, la invasión japonesa y una guerra
civil larvada en años que no finalizaría hasta 1949. Dicho hundimiento de China queda reflejado perfectamente en el siguiente cuadro:
Derrotados los japoneses, la guerra civil
china alcanza su máximo apogeo. E, iniciado el año 1949, tan solo quedan los
despojos de aquella China que había sido superpotencia económica mundial en 1820.
El maoísmo es evidente que representa uno de los periodos más tristes para la
Humanidad. El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural no solo trajeron
sendas recesiones económicas, también millones de muertos. Sin embargo, China
volvió a crecer de forma sostenida durante el periodo 1949-1978 (la última vez
que registró un crecimiento similar, fue entre los años 1000-1250 dC).
China experimentó durante el
periodo maoísta un crecimiento superior a la media mundial en términos de
población, PIB y PIB p/c. Si bien es cierto que coincidió con un momento muy
dulce de la economía mundial (años 50 y 60), al menos China había conseguido
sentar unas bases para el desarrollo posterior a 1978.
De los cinco países BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica); solamente el gigante latinoamericano consiguió batir
al chino en aumento del PIB, tanto absoluto como per cápita. Ni tan siquiera
Occidente había logrado superar el crecimiento de las principales magnitudes
chinas durante este periodo.
Sin necesidad de valorar los méritos y
deméritos económicos del maoísmo, si es que podemos utilizar tales términos con
tantas víctimas mortales sobre la mesa (cuarenta millones, según cifras
conservadoras), debemos concluir lo siguiente:
• China
no se empobreció en el periodo 1950-78. Al contrario, recuperó la senda del crecimiento
económico más de un siglo después. Cada año, su economía consiguió crecer a una
media del 5%. China fue la primera potencia económica del mundo hasta 1820.
Colapsó entre 1820 y 1949. Y fue en 1950 cuando retomó un crecimiento que se
aceleró tras la reforma del 78. Con todo, la reforma económica de Deng Xiaoping
viene precedida del siguiente dato objetivo: el PIB chino se había multiplicado
por cuatro entre 1950 y 1978.
En 1978 Deng Xiaoping relajó notablemente los
controles sobre el sector agrícola, permitiendo así la emergencia de industrias
a pequeña escala. Junto con la devaluación del yuan, China consiguió establecer
un modelo económico de inversión, ahorro y exportaciones baratas que todavía
dura hasta nuestros días. Un modelo que, dicho sea de paso, también está
amortizado tal y como demuestra la presente crisis financiera iniciada en el
año 2008.
Cinco son las reformas que, según el Banco Mundial, posibilitaron una convergencia significativa de China con las
principales potencias occidentales:
- 1) Liberalización y promoción de empresas privadas en sectores considerados no estratégicos, atendiendo gradualmente al dictado del mercado.
- 2) Armonización del crecimiento, inflación y estabilidad social. Entre los años 1985 y 1990, la inflación anual en China rondaba siempre el 10% (mientras que su PIB real apenas llegaba al 4%). Las protestas estudiantiles, y posterior represión de la Plaza del Tiannanmen, deben contextualizarse también en el peor escenario macroeconómico vivido por China durante dicho periodo (bajo crecimiento, elevada inflación e inestabilidad social). PIB, IPC y empleo condicionan sustancialmente, todavía hoy, las políticas económicas en China.
- 3) Incentivos a la competencia entre todas las regiones del país.
- 4) Eliminación de barreras dentro del mercado nacional.
- 5) Integración en la economía mundial, poniendo punto final a un historial económico marcado por el aislamiento permanente. China es miembro de la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) desde 2001. Desde entonces, el volumen de su comercio exterior se ha multiplicado por cinco. Sin embargo, sigue sin ser considerada una economía de libre mercado y acumula casi veinte denuncias por dumping comercial.
En tan solo tres décadas, China ha construido
la segunda red de autopistas más extensa del planeta. Los seis bancos
principales del país lideran el ranking mundial por capitalización bursátil. Y
sesenta de sus empresas están en la Global Fortune 500 List.
A modo de conclusión, es preciso resumir los
principales efectos macroeconómicos que la reforma del 78 tuvo sobre China:
- El PIB se ha multiplicado por 130 entre 1978 y 2011. Ningún país del mundo ha logrado crecer tanto en este periodo de tiempo, una media anual cercana al 10%.
- El PIB p/c lo ha hecho por 92.
- Han aumentado las desigualdades sociales, fundamentalmente entre el campo y la ciudad. El ratio oficial del mundo urbano y rural es hoy de los más elevados a nivel internacional. Diferentes cálculos lo sitúan entre tres y dos puntos, si bien el índice GINI chino es menor que cualquiera de los conocidos como países BRICS.
- La pobreza se ha reducido del 97,8% al 36,3% entre 1981 y 2005. Los datos del mundo para esos años son 69,9% y 47,3% respectivamente.
- China se ha convertido en la segunda economía del mundo. Es también líder absoluto en exportaciones, industria manufacturera y el primer tenedor de divisa extranjera (además de bonos del tesoro americano).